Vistas panorámicas desde el Afsluitdijk Wadden Center
En el Afsluitdijk Wadden Center aprenderá todo lo necesario sobre la lucha secular de los holandeses contra el agua. El notable centro de visitantes constituye el perfecto punto de partida para descubrir el Mar de Frisia, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. En su interior se pueden ver soluciones inteligentes y prácticas, como pólderes, diques y presas. Desde la azotea disfrutará de una maravillosa vista sobre el Mar de Frisia, el lago del Ijssel y, por supuesto, del dique de cierre. Olfatear la historia cultural y de la tecnología y que, a la vez, se le enfríe la nariz, todo en el mismo sitio.

Descubrir el vado con los pies secos
Por la exposición interactiva del Wadden Center es mejor moverse caliente y seco. Observe el desarrollo de un país situado por debajo del nivel del mar. Las soluciones inteligentes del pasado y los desafíos actuales: el cambio climático y el aumento del nivel del mar. Vea el diseño del río para la migración de peces, por el que las especies migratorias van del agua dulce al mar y viceversa. O encuentre la inspiración para visitar el resto de la región y descubrir su naturaleza tan especial.
Comer y beber en SKOM
¿Le ha entrado hambre después de ver el ingente esfuerzo realizado en el dique? El Afsluitdijk Wadden Center cuenta con un acogedor restaurante en el que puede relajarse después de visitar la exposición con vistas al Lago del Ijssel.
Atención: este sitio web está escrito en una lengua extranjera.
Una obra de arte para el dique de cierre
El propio dique de cierre, cuya construcción concluyó en 1932, es una obra de arte en sí misma. Una buena muestra del arte de la ingeniería de Cornelis Lely. En 2017, el artista Daan Roosegaarde y su equipo añadieron su propia obra de arte: el Lichtpoort (Puerto de la Luz). Resalta la belleza del dique, así como la audacia y la visión de Cornelis Lely. Las 60 monumentales torres de elevación originales han sido restauradas y se les ha dado una capa reflectante. Si se pasa por allí cuando no hay luz, las torres se iluminan, como balizas en la noche. De esta forma, Roosegaarde establece una impresionante conexión entre el ser humano y el paisaje, el pasado y el futuro, la luz y la oscuridad, la poesía y la funcionalidad.
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